La existencia del hombre es irreal, ridícula, temporal, banal y sin una consistencia del alma, el hombre está rezagado en pensamiento y con un corazón sexualizado por la fuerza evadiendo que el corazón es de naturaleza gentil y sublime.
En estos días al final de los últimos ocho años de mi vida he decido detenerme a contemplar que es lo que hay dentro de este cuerpo y que es lo que empieza poco a poco a fallar de múltiples maneras, me deleito con lo inevitable de como se observa el futuro deterioro carnal de lo que antes era de admirarse, es notorio como los cuerpos deseados son sustituidos por unos nuevos más o menos deseables pero que a su vez serán sustituidos por su mera obsolescencia. El cuerpo, mi cuerpo se siente vacío, es como un latir interminable escuchado desde los aparatos médicos, sabes que suena, sabes que algo se mueve, pero al mismo tiempo está vació y frió como el viento que ronda el sepulcro nocturno, no hay emociones ni pensamientos que induzcan la belleza ni que traigan el poder generador del Dios que ha muerto dentro de mí o cualquier otro dios que simplemente se haya marchado a su morada en otros cielos.
Naturalmente que los otros también están vacios, por más que intenten amarse no se aman realmente, aman lo que tienen desde su cuerpo para afuera, el amor propio no es para nada propio es un permiso para portar y disparar armas de producción de sufrimiento, ya sea para defensa o para agresión letal, ese tipo de amor propio pertenece a una existencia sensual y frugal, tal cual siempre ha sido y a todos nos intentan enseñar que es real, aceptar convertir el ego en amor propio a huevo, mostrarse llenos de buenas intenciones al exterior pero con mil demonios rabiosos dentro del sufrimiento particular de cada uno, demonios que no traen otra cosa sino dolor, dolor que esconden tras una sonrisa y una actitud de querer triunfar cuando la casualidad de la vida ya es per se es el mayor de los triunfos, insisten aún más, cuando su triunfo significa el robo, el saqueo, el atraco en despoblado de la riqueza del otro; y digamos que si solo se tratara de la riqueza material naturalmente que no se perdería sino sobrantes objetos causantes de dolor humano, pero, el robo es alevosamente de un tesoro humano, se roban las emociones, manipulan los sentimientos y hunden al otro en un sufrimiento igual o peor al que llevan en sus propias horrendas inexistencias.
Nadie puede ser culpable de tales actos de vida oscura, pero tampoco nadie puede evadir la responsabilidad, todos nos vemos negando al pensamiento crítico y adoptamos un pensamiento ligero y comodino, nada de lo que suceda en la vida nos exige mucho esfuerzo sino la aceptación de la muerte y eso solo sucede cuando realmente nos contemplamos como bestias de carne que un día se ha de pudrir, pero, como ya expresé antes, evadimos la idea creyendo que la podremos evitar a base de medicina y artilugios modernos. La vida transcurre entre muchas cosas que pedir al otro, estúpidas e irracionales y cosas que nuestro ego quiere dar como muestra de superioridad, sin culpa y sin dolor, porque esta claro que todos al interactuar como humanos creemos que no hay dolor, y cuando lo encontramos nuevamente lo negamos a través de programaciones mentales y mantras yoicos. Nadie puede ser responsable de nada aunque quisiera serlo, porque nadie esta consciente de algo en el presente, todos viven rodeados de el absoluto de la nada, sin el conocimiento del tiempo como cualquier otra especie del reino animal, solo escapando algunos y sólo algunas veces gracias a la concepción final de la muerte.
Todos creemos que existimos pero no es así, estamos condenados al olvido eterno, recordemos que nadie paradójicamente recuerda a tus bisabuelos, y que los hombres que han transcendido son santos o se les conoce por sus legados de letras, y en estos días son muy pocos los santos y los hombres que escriben, actualmente ni el cine ni la música inspiran para siempre, todas las historias ya han sido contadas y toda la música ya ha sido escrita y mil veces escuchada, pocos hombres practican el sublime arte de hacer arte; pocos son entonces los que realmente existen y permanecen en el tiempo, pocos son los que se refugian en su dolor humano para trascender. Mientras todos los demás decidan evadir el dolor de ser humano su existencia esta condenada a ser verdaderamente la inexistencia, a la nada, al olvido, ese es el producto del esfuerzo inútil de tapar su dolor a base de ego que mas bien parece amor propio.
Lo que aseguran que existe pero que igualmente no pueden probar, es lo popular, lo sensual, lo que pueden percibir por sus sentidos, antes era la televisión, el cine, etc., pero se ha minimizado o distribuido ese despliegue popular hasta personajes casi tan comunes como vulgares a través de las redes sociales, influencers y aspirantes de influencer, un nuevo tipo de sujeto de admiración y validación con pose de existir, de este modo, un humano existe y es más valioso entre mas correspondencia tenga con los que no existen, con esos que no gozan de popularidad en las redes sociales, si lo analizamos, esto es todavía mas absurdo, el que mas existe es el mas falso personaje creado en un lugar que no existe, el dolor de necesitar atención y validación motiva al hombre a aceptarse y presumirse tal cual exactamente no sé es, aceptar en mayor grado a la persona que se crea como si fuera él, afirma que es él mismo sin comprender que solo es la creación de su dolor que genera siempre mas dolor que parece ego, una vida efímera, doblemente efímera, vida que no es vanguardia de nada, es un salto a convertirse en un aparejo de su personalidad con miras a existir permanentemente en el tiempo tal cual le gustaría verse exteriormente, no comprende que cuando su vigencia llegue a su fin, cuando otro personaje mejor aparezca, solo quedaran recuerdos sumados a un ego exacerbado herido y lloroso, pero por sobre todo eso habrá multiplicado su dosis de dolor interior, de cierto modo esto último es un privilegio que las generaciones anteriores no tenían, las generaciones que se harán viejas con redes sociales, no necesitan viajar, conocer, estudiar ni amar para aumentar su dolor, sólo deben crear y mantener un perfil mamalon en redes sociales.
Si nos preguntamos... -¿Qué se puede hacer? La respuesta es que no hay mucho por hacer, es la puta realidad de la inexistencia, todos van ya en el mismo tren al sufrimiento moderno, sin mucho de que preocuparse porque ya en el futuro cercano vendrán nuevas drogas para taponear sus dolores físicos y emocionales, no existe una forma de mostrarles actualmente la nada y la perfección que su vez contienen simplemente como humanos, ese el único sustento de su existencia real, pero, no se aman ni creen en ellos mismos fuera de la teoría moderna y vacía del amor propio y por lo mismo no existen masque para este mundo triste, ellos, pobres casi humanos, están condenados a una muerte drogada y dolorosa, a dejar de existir sin poder contemplar que nunca existieron.
Los que quedamos debemos recorrer las calles, despojarnos de todo, incluso de las ropas si es necesario, conocer el dolor de amar, de perder, de ganar y de intentar existir. Debemos tomar por camino la soledad y desaire de toda necesidad de atención humana, debemos entender que la atención humana no es necesaria y que no existe tampoco sino como un gesto de bondad animal porque en cuánto esa atención es una retribución a lo absurdo de la vida moderna, es entonces cuando volveremos al dolor de la inexistencia propia del hombre moderno.
Es la soledad el camino mas deseable, las cumbres de la mente donde reside el dolor profundo y entumecedor del espíritu, es donde encontraremos la belleza de la creación y el silencio del sepulcro al que hemos de llegar en algún momento, es donde conoceremos nuestro dolor y sabremos donde, como y cuando hemos de sublimarlo o doblegarlo para ser generadores del arte humano de saber vivir, el arte de amar y el arte vivir esperando cada día la inevitable muerte.
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