Sabes Tany, me hubieras arrancado antes el miedo, no debiste esconderte tras tu otro yo, y yo debí ser más caliente... Ve dónde estamos, tu odiándome y yo negándome a odiarte.
La
verdad es que te amo, puedes decirte todas las veces que quieras que no
es cierto, pero no has vivido dentro de mi como yo lo hago, yo lo sé
porque cargo con los mismo huesos que te envolvieron, en mi, corre la
misma sangre que estuvo en tu vientre... Son las misma manos que
mapearon tu cuerpo y miro con los mismos ojos que entre cada vez miraban
tus senos mecerse en la cama.
No
me puedo tocar porque todo te pertenece, no me dejan usarlo sin que tu
estés, el dolor es físico tres horas más tarde... No hay dolor
espiritual y... ¿Cómo puede ser eso?
Estoy
en dónde nos encontramos, dónde nos vimos, dónde nos amamos, dónde solo
tu puedes buscarme, he venido por ti y para ti y no estás, dame un
recuerdo tuyo nuevo, por qué los viejos no paran de venir, uno nuevo por favor, un alivio y un descanso.
Necesito
tus manos, y tú cintura, tomarlas con estás manos que te reconocen,
mirar tu rostro en las alturas y después acomodado frente a mi, ver tu
cabello volar y tomarlo para mí, mientras te meces y resuena el cielo
como un reloj de amor humano, de amor y de lujuria.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario